jueves, 24 de abril de 2008

¿DEPARTAMENTO DE MARKETING? ¡UNOS MATAOS!

Juas, juas, me río del título; luego veréis porque. En la entrada de ayer expliqué por encima el proceso creativo que desembocó en la edición de Los Lobos que llegó —es un decir— a las librerías en junio de 2007. Hoy toca hablar de lo que pasó después...

Porque, con uno de los primeros ejemplares calentito en las manos recién salido de imprenta, tuve por fin que afrontar la cuestión más peligaduda de todas. Me dije, vale, Franky, tienes un buen "producto": buena pinta, precio ajustado, contenido aceptable… Pero sin publicidad nadie se enterará de que existe. Vision Net es una editorial realmente pequeña, sólo me garantizaba una distribución mínima. ¿Solución? Promocionarme yo mismo a través de internet y provocar de esa manera un incremento de la demanda que les "forzara" a apostar más fuerte por mi novela. ¿Difícil? ¡Muchísimo! Sólo contaba con mis propios medios y la ayuda de un par de amigos. Imposible garantizar ningún tipo de resultado, tal vez fuera todo inútil…


Empecé creando —con la ayuda de mi colega Cyberto que puso los conocimientos técnicos— una página web personal con el nada disimulado propósito de autopromocionarme con el mayor descaro; como me pareció poco trabajo puse en marcha también este BLOG, yo soy así.

Y empecé a hacer ruido: mensajes en foros, notas de prensa, links, banners... No quiero aburriros detallando todas las acciones que he llevado a cabo, en las secciones ENLACES y NOTICIAS/NOVEDADES de FRANKQUASAR.COM podéis ver muchas de ellas. ¡Me he quemado los ojos delante de la pantalla! Puedo aseguraros que he invertido en ello tantas o más horas que en escribir la novela… con unos resultados más bien pobres. Mucha gente se ha enterado de la existencia de Los Lobos, sí, pero pocos se han interesado por comprarla o siquiera leer los capítulos que se pueden descargar gratis. ¿Por qué? Bueno, en mi opinión el empobrecimiento cultural de nuestra sociedad hiperconsumista es alarmante —más al respecto en ANTES MUERTO—, la gente está saturada por el exceso de oferta y va al bulto, a lo que más suena, lo más publicitado. Los harrypoters y codigodavincis de turno se venden como rosquillas; para los demás, ni la pedrea. Aún así, personalmente estoy satisfecho de lo conseguido: en primer lugar, lo intenté con todas mis fuerzas, sólo eso ya es un triunfo (y el que no esté de acuerdo, que revise su escala de valores porque, si el único "ganador" es el primero, entonces vivimos en un mundo de perdedores; el número uno sólo puede ser uno… durante un tiempo, luego es un perdedor más); y lo que es más importante, la mayoría de los que han leído mi novela —o al menos la mayoría de los que se han molestado en escribirme, que quizá no sea exactamente lo mismo, ejem— han opinado positivamente sobre ella, no que sea una obra maestra o haya cambiado sus vidas —¡ya te gustaría, Franky!—, pero sí que les ha gustado, entretenido o asustado. ¡Eso sí que es un éxito!

Además, lo que importa no es cómo empieza el partido sino cómo acaba. Tal vez con el tiempo Los Lobos de la Luna acabe siendo una obra de culto, y no de o-culto como ahora, jaja.
[Lo sé, lo sé... Debe ser la cuarta vez por lo menos que hago este chiste pero, ¿qué queréis? ¡Me encanta! Además, lo inventé yo, ¿qué pasa?]

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Con la Iglesia hemos topado! ¿Qué digo? ¡Me traiciona el subconsciente. Quería decir ¡Con la "publi" hemos topado! Lo mires como lo mires, la publicidad para alcanzar cierto grado de éxito en la venta de cualquier producto es imprescindible. Por algo las grandes marcas se gastan cantidades ingentes de dinero en publicitar sus productos ¿no? Tienen dptos. de marketing que se embolsan una pasta por diseñar los anuncios más impactantes y productivos. Esto da una pista sobre el funcionamiento del negocio.

Aunque, como tú bien dices, el resultado no haya sido el esperado, y voy más allá, el sobradamente merecido, haces bien en estar satisfecho de tu labor. Creo que desde que tuviste el primer pensamiento de "engendrar" tu novela hasta que finalmente la "pariste" y te esforzaste al máximo, con constancia e ilusión, en que "el mundo" la conociera ha sido el tuyo un trabajo digno de mencionar, reconocer y admirar. Sé necesita algo más que buenas ideas para llegar a ello. Y tú lo tienes: tesón, ingenio, talento y mucho amor propio.

¡Mis más sinceras felicitaciones, Frank Quasar!

Frank Quasar dijo...

Pues sí, querida anónimo.

Ese es el quid de la cuestión: en esta sociedad mega-ultra-súper-informada la diferencia entre el éxito y el fracaso no es la calidad sino la publicidad, una circunstancia tan real como escalofriante —al fin y al cabo la propaganda no son más que mentiras interesadas—, pero ése es el mundo que nos ha tocado vivir... y no hay otro.

Un besazo, amiga.